Frágil como un volantín, jugaba el niño Luchín, con sus manitos moradas. En el agua de sus ojos se bañaba el verde claro, gateaba a su corta edad con el potito embarrado y con la pelota de trapo. Si hay niños como Luchín que comen tierra y gusanos abramos todas las jaulas pa' que vuelen como pájaros.
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